¿Qué son las no-monogamias?

Cuando se mencionan las no monogamias, como el poliamor, los swinger, las parejas abiertas y la anarquía relacional, se refiere a modelos relacionales disidentes de la norma bajo la que hemos sido educados. Es interesante considerar cuántos estereotipos o prejuicios hemos adquirido en relación a estos temas.

En una conversación con unos amigos hace unos años, surgió este tema y algunos de ellos comentaron cosas como «uh, ya… un poco promiscuo ¿no?» o «creo que abren la relación para evitar comprometerse con esa persona».

Es comprensible que en un mundo donde la monogamia es la norma, cualquier cosa fuera de esta idea se discrimine, patologice, ridiculice o denigre. Pero, ¿cómo concebimos la monogamia? ¿Qué es lo primero que se nos viene a la mente al pensar en ella? Respuestas comunes son celos, exclusividad, relación más importante, proyecto de vida en común, amor de verdad o prioridad.

Sin embargo, lo que la cultura popular nos ha enseñado sobre las no-monogamias es un paquete limitado de ideas. En realidad, todo lo relacionado con el ser humano está influenciado por un contexto político y social. Por lo tanto, ¿qué pasa si te digo que el poliamor no se trata solo de tener múltiples parejas?

Como dijo Brigitte Vasallo, hemos estado desmantelando la monogamia sin entender lo que realmente es. La monogamia no es solo tener una pareja con exclusividad sexual y afectiva. Las personas amamos a muchas personas, pero solo un tipo de amor tiene cierta carga emocional (ese amor de verdad). Es importante considerar que pocas cosas son «naturales» cuando se trata de emociones y comportamientos humanos.

Cuando hablamos de amor, normalmente nos referimos a los amores románticos y sexuales, olvidando otros tipos de amor que pueden existir en nuestras vidas, como el amor hacia nuestras mascotas o amigos cercanos. La monogamia, en lugar de ser vista como un modelo de relación, es considerada como un sistema que organiza nuestras relaciones, definiendo quién, cuándo y cómo amar, y qué emociones están permitidas en esas relaciones.

El amor es una experiencia subjetiva que no puede ser fácilmente codificada, pero la monogamia lo hace, creando una forma concreta de amor que se basa en la idea de la pareja. La monogamia es también el amor de Disney, una visión idealizada del amor que se nos ha inculcado desde la infancia.

La jerarquía en las no monogamias

La monogamia es un sistema jerárquico que organiza nuestras emociones y relaciones sociales, no se trata de una cuestión de cantidad, sino de la dinámica de las relaciones que mantenemos con los demás y con nuestro entorno.

Las no monogamias no se definen por el número de relaciones, sino por el tipo de relación que establecemos. Aquí os dejamos un interesantísimo mapa de todas las no monogamias que existen en su conjunto que aunque complejo a simple vista es tremendamente ilustrativo sobre las mismas:

La confrontación

La competencia y la confrontación son mecanismos básicos del sistema capitalista que legitiman su estructura jerárquica. La envidia y la confrontación se generan a menudo entre mujeres debido a nuestra socialización de género, que nos enseña que nuestra vida gira en torno a la idea del «príncipe azul» y nos lleva a competir por él.

Es importante que nos demos cuenta de la confrontación introyectada y la minimicemos. Esto implica mirar hacia adentro y examinar cómo el sistema nos influye para poder detenerlo en la realidad, lo cual es crucial para generar un cambio real.

La exclusividad en las no monogamias

En nuestro imaginario monógamo, nos han convencido de que si realmente amamos a alguien, no desearemos a nadie más. Esta mentalidad jerárquica y competitiva nos hace creer que nos enamoramos de la «mejor persona para nosotros», nuestra media naranja.

El pensamiento monógamo es sustitutivo, lo que significa que desear a alguien nuevo implica dejar de desear a la persona anterior, o al menos, el deseo disminuye. Este pensamiento nos hace pensar en una pirámide, en la que alguien más solo puede llegar a la cima si alguien se va. Si ampliamos la cima, pierde su exclusividad y, por lo tanto, su valor.

Aunque es cierto que en algunas ocasiones la multiplicidad de afectos puede llevar a descuidos o maltratos, esto no se debe a la multiplicidad en sí, sino a la forma en que nos relacionamos con ella, utilizándola como un consumo de cuerpos.

También es interesante notar cómo la exclusividad se enfoca principalmente en lo sexual. Tener relaciones sexuales con otra persona puede ser visto como un drama, mientras que la violencia ejercida por nuestra pareja a menudo se minimiza y se justifica como «no es para tanto» o «tuvo un mal día». ¿Dónde colocamos la responsabilidad?

¿Se puede ser no monógamo y ser responsable afectivamente?

Pero ¿es posible ser poliamoroso y tener una responsabilidad afectiva? A menudo escuchamos a personas hablar de la responsabilidad afectiva, pero ¿realmente sabemos de qué se trata? ¿La ponemos en práctica en nuestro día a día? La responsabilidad afectiva implica:

  • Ser consciente de que los vínculos que creamos con otras personas necesitan cuidados, sin confundir la independencia con no estar atentos a nuestra pareja.
  • No hacer ilusiones a alguien con planes futuros si no estamos seguros de quererlos realmente.
  • Ser conscientes de que el mundo emocional de la otra persona puede ser muy diferente al nuestro.
  • Ser claros y honestos con nuestras intenciones y expectativas con las personas con las que nos vinculamos.
  • Establecer límites y acuerdos entre las partes implicadas para respetarnos y no hacernos daño.
  • Ser asertivos y hablar de los problemas que nos molestan en la relación.
  • Ser conscientes de las consecuencias de nuestras acciones y palabras.
  • No hacer desaparecer sin explicación y evitar las evasiones modernas.

La responsabilidad afectiva también incluye el cuidado. En muchas relaciones no monógamas, los celos se colocan sobre la persona que los siente, lo que refleja el individualismo en la sociedad.

Es importante darse cuenta de que los dolores emocionales pueden provenir de un sistema, no solo de la mochila de aprendizaje de una persona, que incluye apegos, relaciones pasadas, vulnerabilidades, entre otros factores. Los acuerdos y pactos de realidad son necesarios en las relaciones no monógamas, aunque esto no exime la responsabilidad de los miembros de la red.

Es importante tener en cuenta que, aunque los acuerdos son importantes, si las personas no han trabajado en sí mismas, pueden seguir reproduciendo ciertas violencias. Las personas que establecen dichos pactos deben saber colocarse a sí mismas en la red y hablar desde su lugar. A menudo, esto requiere tiempo y dinero para el trabajo personal y la terapia correspondiente. Entonces, surge la pregunta: ¿son las relaciones no monógamas un privilegio de clase?

Si estás leyendo este artículo, probablemente te estés cuestionando tus propias experiencias y reflexionando sobre tus vínculos con otros. Tal vez estés considerando abrir tu relación de pareja, pero no sabes cómo hacerlo sin lastimar a nadie. O tal vez estés reflexionando sobre cómo te vinculas con otros y en qué lugar colocas a las personas en tu vida. Permítete el espacio para reflexionar y mejorar, y recuerda que en Poliamor.website y toda nuestra comunidad estaremos encantadas de acompañarte.