El poliamor es un tema cada vez más presente en nuestra sociedad. Aunque todavía se considera una práctica poco común hay estudios que demuestran que son muchas más las personas que deciden explorar este tipo de relaciones amorosas de lo que creemos, pero que no se atreven a contar sus historias por miedo al que dirán y lo hacen en la mas estricta intimidad.
Sin embargo, ya hay muchas personas que cada vez normalizan mas el que ahora es su modelo relacional, y se animan a compartir sus relatos con nosotras, para que cualquier persona pueda aprender, disfrutar y abrir su mente a preguntarse, y obtener respuesta, a como se desarrolla y como se vive en el día a día, una verdadera historia poliamorosa.
En este artículo, según nos las vais enviando, estamos encantadas de compartir vuestras historias de poliamor. Algunas de ellas son anónimas para preservar la intimidad de las personas involucradas, mientras que otros de los relatos de poliamor han sido compartidos con nombres reales al pie del relato si así lo desean sus protagonistas. Sin embargo, todas estas historias son verdaderas y reflejan la diversidad y complejidad de las relaciones poliamorosas. A través de estas historias, podremos entender mejor cómo funcionan estas relaciones y cómo pueden ser una forma válida y sana de amar.

Atracciones
Soy una mujer felizmente casada y aunque mi trabajo puede resultar monótono, encuentro satisfacción en lo que hago. Hace poco, un nuevo compañero de trabajo se unió a nuestro equipo. Desde el primer momento que lo vi, sentí una extraña atracción hacia él. No pude evitar sentir una corriente eléctrica cada vez que nuestros ojos se encontraban. Sin embargo, sabía que estaba mal pensar en flirtear con él, así que traté de mantener mis sentimientos a raya.
Pero la química entre nosotros se hizo cada vez más fuerte, y no pude evitar sentirme atraída por él. También noté que él sentía lo mismo. Ambos sabíamos que era inapropiado, así que tratamos de mantener una distancia segura. Pero cada vez que nos encontrábamos, nuestros corazones latían más rápido y nuestros cuerpos se aceleraban con emoción.
Traté de ignorar mis sentimientos y seguir adelante con mi trabajo, pero cada vez que lo veía, no podía evitar pensar en él. Me di cuenta de que estaba enamorada de él, y eso me asustó. ¿Cómo podía estar enamorada de alguien que no era mi marido? Traté de ocultar mis sentimientos y seguir adelante, pero cada vez que estaba cerca de él, mi corazón se aceleraba y sentía una energía que no podía explicar.
Un día quedé con una amiga para tomar café y ponernos al día. Recuerdo que la cafetería era tranquila, con una música suave de fondo y una agradable fragancia de café que flotaba en el aire. El ambiente era acogedor y relajante. Supongo que eso me ayudó a abrirme a ella. Mientras tomábamos un café, confesé a mi amiga mis sentimientos hacia mi compañero de trabajo, y para mi sorpresa, ella me contó que tenía una relación abierta con su novio.
Me sorprendió mucho escuchar esto, pero también me intrigó. Quería saber cómo funcionaba una relación abierta y cómo podía ser posible tener una con éxito. Mi amiga me explicó cómo habían llegado a esta decisión juntos y cómo habían establecido reglas y límites para evitar sentimientos heridos o conflictos.
Su actitud al contarme su secreto fue muy abierta y comprensiva. Se tomó el tiempo de explicarme todo detalladamente y me escuchó atentamente cuando le conté mis sentimientos hacia mi compañero de trabajo. Sentí que podía confiar en ella y que no me juzgaría.
Mientras tomaba otro sorbo de mi café, comencé a reflexionar sobre mi matrimonio y si algo así sería posible para mi esposo y para mí. Sabía que tendría que hablar con él y explorar juntos esta idea. Pero por el momento, me sentí agradecida de tener una amiga comprensiva y abierta con la que podía hablar sobre cualquier cosa, incluso algo tan personal como esto. Además me recomendó varios libros sobre el tema.
Después de días y semanas de reflexionar y leer en secreto el libro «Opening Up» sobre relaciones abiertas y poliamorosas, finalmente decidí que era hora de hablar con mi marido. Aunque estaba nerviosa, sabía que necesitaba ser honesta con él si quería explorar la posibilidad de tener una relación abierta. Preparé el momento con una cena romántica después de haber pasado una tarde juntos en el cine y paseando en un parque lleno de árboles en flor.
Finalmente, reunidos en la mesa, le conté a mi esposo mis sentimientos hacia mi compañero de trabajo y mi curiosidad sobre las relaciones abiertas. Me sentía vulnerable y esperaba que mi esposo pudiera entender y aceptar mis sentimientos.
La reacción de mi esposo fue sorprendente. Después de unos instantes en silencio que parecieron eternos, mi esposo me confesó que años atrás él había tenido la misma sensación hacia una mujer que les traía paquetes a su trabajo. Me explicó que, aunque nunca llegó a pasar nada físico entre ellos, él había tenido las mismas dudas y curiosidades que yo estaba experimentando.
Me sorprendió mucho saber que mi esposo había tenido sentimientos similares en el pasado, pero también me hizo sentir más conectada y entendida. Hablamos sobre nuestras inquietudes y miedos, y al final, nos dimos cuenta de que ambos queríamos explorar la posibilidad de una relación abierta juntos.
Aunque todavía teníamos muchas preguntas y dudas por resolver, nos sentimos más cerca el uno del otro después de nuestra conversación. Sabíamos que tendríamos que seguir hablando y trabajando juntos para asegurarnos de que una relación abierta fuera la elección correcta para nosotros. Pero por el momento, estábamos emocionados por la posibilidad de explorar juntos un camino que nunca antes habíamos considerado.
Anónimo.
Sara
«Hace unos años, mi esposa y yo decidimos abrir nuestra relación y explorar el poliamor. Fue una decisión difícil, pero sabíamos que queríamos darle una oportunidad. Después de un tiempo, conocimos a una mujer llamada Sara. Ella se convirtió en nuestra amiga y después en nuestra amante.
Fue increíble ver cómo nuestra relación se fortaleció con ella en nuestras vidas. Sara trajo una nueva dimensión a nuestra relación y nos enseñó cosas nuevas sobre nosotros mismos y sobre el amor.
A medida que pasaba el tiempo, nuestros sentimientos por Sara se volvieron más profundos y empezamos a considerar la posibilidad de convertirnos en un triángulo amoroso. Fue un proceso difícil, pero al final decidimos dar el siguiente paso y convertirnos en una relación poliamorosa formal.
Ahora, Sara es una parte integral de nuestra vida y nuestra familia. Aprendimos que el amor no tiene límites y que el poliamor puede ser una forma maravillosa de amar y ser amado. Somos muy felices y agradecidos por haber tomado esa decisión hace tantos años.»
Anónimo.
Nuestra polícula
Me llamo Paula. Soy pareja de Andrés, y también estoy en una relación con Marcos. Los tres convivimos juntos, junto con la novia de Andrés. Durante seis años, Andrés y yo tuvimos una relación monógama exclusiva y muy feliz.
A pesar de lo que la gente pueda pensar, no abrimos nuestra relación porque algo estuviera mal en nuestra relación. De hecho, siempre hemos tenido una gran alegría y hemos podido hablar abiertamente de muchas cosas. Incluso ver a un ex no era un problema. Siempre ha habido una gran confianza y comunicación entre nosotros. Además, siempre hemos sido muy curiosos.
Nos enteramos de lo que son las relaciones poliamorosas cuando Andrés estaba leyendo algo al respecto. Al principio lo discutimos como algo social, sin pensar en nuestras propias vidas. Reflexionamos acerca de cómo el matrimonio es una institución opresiva que no siempre satisface nuestros deseos y libertades.
Empezamos a explorar lentamente lo que pasaría si llevábamos esto a un nivel personal. Preguntándonos qué sentiríamos si besáramos a otra persona, y avanzando en ese proceso, nos dimos cuenta de que queríamos cuestionar la idea de que no podíamos relacionarnos con nadie más simplemente por ser pareja. Nos dimos cuenta de que esta idea era posesiva y no nos sumaba.
Sabíamos que no era un proceso rápido y que llevaría tiempo establecer las reglas y los códigos de nuestra nueva forma de relación. Lo hemos ido descubriendo juntos, a través de la prueba y el error.
Andrés fue el primer amor de mi vida y tuvo una aventura con una amiga mía. Me costó mucho al principio, me sentí deprimida y confundida porque estaba tratando de lidiar con mis sentimientos basándome en un modelo de relaciones tradicional que no parecía encajar con lo que estaba sucediendo.
Pero un día decidí cambiar mi perspectiva y darme cuenta de que no tenía sentido perder tiempo y energía preocupándome por las decisiones de otras personas.
Después de seis meses, empecé a salir con Marcos, mi actual pareja y también el mejor amigo de Andrés. La forma en que vivimos nuestra relación no es convencional, pero nos funciona. Compartimos todo juntos, amor y amistad, y los tres decidimos vivir juntos en una casa más grande. También compartimos la casa con la novia de Andrés, y juntos formamos una hermosa familia.
Siempre le tuve miedo a la idea de ser madre, pero creo que la crianza compartida sería algo maravilloso. No creo en la idea de ser una madre abnegada o en el peso de lo biológico, porque sé que las tareas de crianza no tienen que ver con la biología. Hay miles de modelos de familia diferentes, y no se necesita ser poliamoroso para darse cuenta de que la familia tradicional ya no existe.
Paula
3 años
«Parece mentira que ya hayan pasado 3 años. En aquel momento estaba en una relación monógama con mi novio de toda la vida. Sin embargo, yo siempre había sentido una atracción hacia otras personas y sentía curiosidad por explorar otras opciones amorosas. Un día, hablé con mi novio sobre mis sentimientos y no sin darle antes muchas vueltas, decidimos abrir nuestra relación y explorar el poliamor.
Fue emocionante y aterrador al mismo tiempo. Conocimos a varias personas interesantes, pero también tuvimos que aprender a manejar los celos y la inseguridad que surgen en una relación poliamorosa. Un momento difícil fue cuando mi novio comenzó a desarrollar sentimientos románticos por la que en aquel momento era una de mis amantes. Fue difícil verlo con alguien más, pero al final logramos superarlo y nuestra relación se fortaleció.
Han pasado ya 3 años desde que abrimos nuestra relación. En este tiempo hemos conocido diferentes personas. Algunas solo han sido encuentros sexuales fugaces. Otras sin embargo están aquí para quedarse. Aún tenemos mucho que aprender y mucho que vivir, sin embargo si algo tenemos claro mi chico y yo, es que esto es lo que queremos vivir.»
Anónimo.
Segundos comienzos
Mi nombre es Juan y mi historia de amor es un poco complicada. Todo comenzó cuando conocí a mi novia, Ana, hace unos años. Fue amor a primera vista y pronto comenzamos una relación. Durante los primeros meses todo era perfecto, estábamos enamorados y disfrutábamos de nuestra relación.
Pero entonces, Ana cometió una infidelidad. Fue un golpe duro para mí y me sentí traicionado y herido. Ana se disculpó y prometió que nunca volvería a pasar. Sin embargo, yo no podía perdonarla y terminamos rompiendo.
Pasaron varios meses y ambos seguimos nuestra vida. Pero pronto me di cuenta de que aún estaba enamorado de Ana y quería darle otra oportunidad. Así que decidimos volver a estar juntos. Sin embargo, esta vez queríamos tener una relación más estable y comprometida, por lo que decidimos pasar un tiempo juntos.
Al principio, todo parecía ir bien. Estábamos disfrutando de nuestra relación y trabajando en nuestra confianza mutua. Sin embargo, con el tiempo, comenzamos a sentirnos limitados por la monogamia. Fue una conversación difícil, compleja y delicada. Pero ahora echando la vista atrás creo que fuimos muy valientes en poner sobre la mesa los sentimientos y las necesidades de cada uno, más aun con una ruptura reciente como la que habíamos vivido.
Finalmente, decidimos que nos queríamos, que queríamos seguir juntos, pero al mismo tiempo queríamos explorar, abrir nuestra relación y comenzar a ver a otras personas. Fue un cambio difícil al principio, pero pronto descubrimos que estábamos disfrutando de una mayor libertad y plenitud en nuestra relación. Así, terminamos convirtiendo nuestra relación en una relación abierta al principio, poliamorosa meses después según se fueron haciendo más fuertes nuestros sentimientos por otras personas.
Ahora estamos más felices que nunca. Nos queremos, muchísimo, y en el proceso aprendimos a confiar el uno en el otro, a comunicarnos abiertamente y a manejar nuestros celos de manera saludable. Aprendimos a amar de una manera más amplia y a disfrutar de la libertad y la diversidad que las no monogamias nos aportan en nuestras vidas. Aunque no fue un camino fácil, valió la pena para llegar a donde estamos hoy.
Juan y Ana
Samuel
Mis relaciones amorosas son muy diversas. En este momento, estoy en una relación abierta con dos personas que comparten mi misma visión del amor. Ambas relaciones son diferentes, y eso es lo que las hace tan especiales para mí.
Con mi primer pareja, hemos establecido una relación celibataria. Nos conocimos en la universidad y siempre hemos sentido una fuerte conexión emocional, pero nunca hemos sentido la necesidad de tener una relación sexual. Aunque nuestra relación es platónica, ambos nos amamos profundamente y nos apoyamos incondicionalmente.
Mi segunda pareja es una persona que conocí a través de un grupo de amigos. Aunque vivimos en diferentes ciudades, nuestra relación a distancia ha sido muy emocionante. A veces nos resulta difícil encontrar tiempo para vernos en persona, pero siempre estamos en contacto a través de mensajes de texto, llamadas de video y correo electrónico.
Además de mis dos parejas principales, también tengo relaciones cercanas con varios amigos y amigas. Algunas de estas relaciones tienen cierta tensión sexual, aunque eso no es lo más importante para nosotros. Simplemente disfrutamos de la compañía del otro y nos apoyamos mutuamente.
También formo parte de una familia poliamorosa. Nos consideramos una familia elegida, donde la amistad y el amor son la base de nuestra relación. Aunque a veces tenemos nuestros desacuerdos, siempre encontramos la manera de trabajar juntos y mantener nuestra conexión.
En general, creo que las relaciones son fluidas y cambiantes. A veces duran toda la vida, otras veces solo duran unos días o meses. Lo importante es disfrutar de las relaciones que tenemos en este momento y ser honestos y respetuosos con nuestras parejas y amigos.
Además, también he conocido a personas interesantes que me hacen pensar en la posibilidad de una relación más profunda. A veces siento que estoy en una encrucijada, tratando de equilibrar mis emociones y sentimientos. Pero creo que eso es lo que hace que mi vida sea emocionante y llena de posibilidades.
Recientemente, he estado explorando una relación más cercana con una de mis amigas. Siempre nos hemos llevado muy bien y hemos tenido una conexión especial, pero nunca habíamos considerado la idea de tener una relación romántica. Sin embargo, últimamente hemos estado pasando más tiempo juntas, hablando sobre nuestras esperanzas y sueños, y hemos comenzado a sentir algo más profundo entre nosotras.
Por supuesto, también hay desafíos en las relaciones poliamorosas. A veces puede ser difícil encontrar el equilibrio adecuado entre todas mis relaciones y asegurarme de que todas las partes se sientan cómodas y respetadas. Pero creo que vale la pena el esfuerzo para tener una vida llena de amor, amistad y posibilidades.
En última instancia, creo que el amor es un sentimiento complejo e increíblemente variado. No hay una sola forma de amar, ni una sola forma de tener relaciones. Lo importante es seguir mi corazón y asegurarme de que estoy siendo honesta y auténtica conmigo misma y con las personas que amo.
Samuel